mercredi 30 juin 2010

Dia de actividades nauticas

Al día siguiente me levante temprano, y de mejor humor. Como de costumbre me lave la cara, los dientes, me peine, etc. Al bajar a la cocina para tomarme mi matutino café con unas galletas, me encontré con que mis padres y los padres de Sonia ya estaban despiertos. Le di un beso a cada uno de ellos, y mi padre comenzó a contarme que tenían un plan para hoy.

- Sofie, ¿que te parece la idea de ir a montar en motos de agua, en piraguas, veleros, etc?

- Papa, claro que me parece estupendo!.

- Genial, entonces ve y despierta a todos y diles que bajen para que les comentemos el plan, es que hay una rebaja del 10% para los grupos de mas de 10 personas.

- Pero papa... Aun no he desayunado...

- Gandula esta! ¿Pero tu has visto la hora que es? Son las 10:30 de la mañana, y si queremos disfrutar del día tenemos que ir ya de ya, ya comeréis algo por el camino.

Y sin rechistar mas tuve que ir de habitación en habitación despertando a los chicos. Cuando llegue al cuarto de Ale, me encontré a Fabiola también ahí, y me limite a decirles que bajaran cuanto antes para ir a un sitio super guay. La verdad es que cuando lo dije, lo dije mirando a Ale, ya que a Fabiola no la puedo ni ver...

- Sofie... esto no es lo que parece. - Dijo Fabiola corriendo detrás mía.

- ¿Disculpa?

- Que entre Ale y yo no hay nada... No te pongas así.

- Me da igual, si no te molesta me gustaría irme ya a mi habitación para recoger mis cosas.

Y me marche de ahi pensando en lo patetica que era Fabiola intentando excusarse por algo que ambas sabíamos que era completamente cierto. A pesar de haber hablado ayer con Mark, creo que lo mejor sera que abandone la idea de recuperar a Ale, y dejar de pensar ya en tonterías. A las 11:15 y a toda prisa todos estábamos ya en la salida de la casa, tendríamos que ir un poco apresurados a la parada de autobús para llegar al sitio en el que había todas esas actividades.

- ¿Sofie me puedo sentar contigo? - Me dijo Tom.

- Claro que si Tom. - Le dije yo.

- Sofie tengo miedo de que Fabiola este realmente enamorada de Ale.

- En serio?

- Si, me he dado cuenta de que estoy super pillado por ella.

- Pues amigo hay que tener paciencia...

- Supongo, bueno cambiemos de tema. Hace tiempo que no hablamos así, ¿te acuerdas de la excursión esa del colegio en la que nos sentamos juntos en el autobus y yo no paraba de meterme contigo pidiéndote besos en las mejillas y tu no querías?

- ¿No seguiras intentando besar mis sedosas mejillas, no?

- Puede que si, puede que no. - Y empezamos a reirnos como locos, todos en la pandilla estaban encantados.

Cuando llegamos al sitio al que nos dirigíamos, un monitor nos dijo que nos teníamos que separar en grupos. Decidimos que repartiríamos en dos grupos de seis personas y uno de 5, ya que eramos en total 17 personas. Como no nos decidíamos a repartirnos, elegimos echarlo a suertes. Cogimos 18 papelitos, y en ellos coloreamos sucesiva mente tres colores distintos: El rojo, el azul y el amarillo.

A mi me toco el color amarillo, y me encontré con que en mi grupo estaban el padre de Sonia, Sonia, Mark, Sandra y Tom. En el equipo azul estaban mi madre, la madre de Sonia, Ale, Fabiola, Carol y Brad. Y por ultimo en el equipo rojo estaban mi padre, Hayden, Marta, Fernando y Julio.

En mi equipo decidimos ir primero a hacer piraguismo, y en cada canoa había sitio para dos ocupantes, Tom me pregunto si quería hacer pareja con el, y yo accedí.

- Tom, no se si te habrás dado cuenta, pero da la sensación de que les queremos dar celos.

- Si, me he dado cuenta. Pero bueno, ¿cada uno es libre de pensar lo que quiera, no?. Yo me lo estoy pasando de miedo contigo, si tu no te lo estas pasando bien, entenderé que no te quieras quedar conmigo.

- Para nada tonto, me lo estoy pasando super bien. Anda vamos a remar al mismo tiempo que o sino, no llegamos a ningún lugar, y mira por donde van los demás.

- Tienes razón. Uno, dos, uno, dos...

Después de estar un montón de tiempo remando, decidimos que estábamos ya demasiado cansados como para seguir remando. Volvimos a la orilla y yo saque una toalla de la mochila que me había llevado conmigo, y la extendí en la arena para poder tumbarme.

- No es por nada, ¿pero te importa si me siento en tu toalla? Es que yo no he traído...

- Claro que no, anda sientate. - Y le hice un hueco a Tom para que se sentara. Los demás tardaron un poco en llegar a la orilla, y mientras tanto Tom y yo nos dedicamos a tomar el sol.